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Pi. Fé en el caos.
Ficha técnica.- Título: Pi. Fé en el caos (Pi. Faith in Chaos.). Director: Darren Aronofsky. Actores: Sean Gullette, Mark Margolis, Ben Shenkman, Pamela Hart. Guión: Darren Aronofsky. Producción: Filmax International EE UU 1998. Distribución: Filmax. Argumento.- Maximilian Cohen, un matemático problemático y marginado, intenta la explicación universal a través de las cifras del número pi, partiendo del estudio de las fluctuaciones de la Bolsa de Nueva York.
Es un matemático desequilibrado con el medio que le rodea por su progresiva e irremediable obsesión con la teoría de números y atormentado por la migraña. Éstas son algunas de sus reflexiones (voz en off): "Reitero mis sospechas: 1. Las Matemáticas son el lenguaje de la Naturaleza. 2. Todo lo que nos rodea se puede entender y representar mediante números. 3. Si se hace un gráfico con los números de un sistema se forman modelos. Estos modelos están por todas partes en la Naturaleza. ¿Qué es la Bolsa? Una inmensidad de números que representa la economía global. Millones de manos y de mentes trabajando, una red inmensa llena de vida; un organismo, un organismo natural. Mi hipótesis: la Bolsa también forma un modelo. Lo tengo delante, escondido entre los números. Siempre lo ha estado. Más pruebas: Leonardo Da Vinci, artista, inventor, escultor, naturalista, italiano del s. XV. Redescubrió el canon de la perfección con el rectángulo áureo y lo plasmó en sus obras maestras. Si se traza una curva que une los rectángulos – mientras, traza el conocido dibujo-, se obtiene la mítica espiral áurea. Pitágoras adoraba esa forma. Está en toda la Naturaleza: en las conchas, en los cuernos, en los remolinos, en los tornados, en las huellas dactilares, en el ADN, incluso en la Vía Láctea".
Y ello, a pesar de las advertencias de su antiguo profesor: "Los japoneses consideraban el tablero de Go como un microsistema del universo. Míralo: cuando el tablero está vacío parece sencillo y ordenado. Las posibilidades del juego son enormes. Las partidas de Go son como los copos de nieve, no hay dos iguales. Bien, el tablero de Go representa de hecho un universo extremadamente complejo y caótico. Ésa es la verdad de nuestro mundo, Max. No se puede sumar fácilmente con las Matemáticas, hay muchas partidas. - Pero al avanzar el juego las posibilidades se reducen y el tablero se va ordenando. Se pueden prever las jugadas. - ¡Y qué más da! - Que quizás no hayamos sido capaces de ver que hay un modelo, un orden en cada una de las partidas. Cada partida debe tener su modelo, como la Bolsa o la Torah; y está en esa serie - ¡Eso es una locura, Max! - O una genialidad. - Espera Max, ¿no ves que se te está escapando? Tómate un descanso, piensa un poco. Estás tratando de relacionar una serie que conseguí con otra que quizás consigas, con una tontería religiosa. Si te empeñas en encontrar el 216, lo encontrarás por todas partes. Habrá 216 pasos desde la esquina hasta la puerta de tu casa y el ascensor tardará 216 segundos en llegar a tu piso. Cuando tu mente se obsesiona con cualquier cosa, deshechas todo lo demás y sólo eres capaz de ver esa cosa. 320, 450, 22 o 10. Tú has elegido el 216 y lo encontrarás por toda la Naturaleza. Escucha: en el momento que descartas el rigor científico dejas de ser un matemático para convertirte en un numerólogo".
Una firma financiera de Wall Street y una secta judía quieren hacerse con sus descubrimientos para aplicarlos a la Bolsa y a la Cábala, respectivamente. A la personalidad obsesiva de Max se añade la presión de la persecución, llegando a una situación enfermiza y autodestructiva.
Comentario.-
La película, en
blanco y negro, tiene una banda sonora peculiar y es agobiante como el
mismo protagonista; bastante dura.
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(C) José María Sorando Muzás |