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Estos números que crecen y crecen sin descanso, 0.9, 0.99, 0.999, 0.9999, 0.99999, ... Acercándose cada vez más a la unidad divina, acariciándola sin llegar a tocarla todavía; esa sucesión numérica es también poesía. Es como una rima inacabable y sostenida, como una esperanza siempre insatisfecha, como un deseo que nunca se detiene, como un cercano horizonte siempre inalcanzable... Triángulos, círculos, polígonos, elipses, hipérbolas, parábolas, suenan en nuestros oídos desde Euclides como formas geométricas abstractas, figuras ideales que viven con nosotros, porque también en el amor hay triángulos y en el cielo se dibuja sin compás el arco iris. Vais paralelos siempre lenguaje y geometría, pues en el habla se esconden las elipses, en los libros sagrados se habla por parábolas. Números y formas, imágenes y ritmos, orden y luz en versos y en teoremas, con un toque supremo de armonía, estáis juntas en la memoria de los tiempos, juntas estáis matemática y poesía. Gonzalo Sánchez Vázquez
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(C) José María Sorando Muzás |
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