|
||||
|
Clara Janés hermana matemática y poesía
en «Los números oscuros»
La Razón, 13 de diciembre de 2006 Matemáticas y poesía han estado, a menudo, mucho más unidas de lo que pudiera parecer. «La metáfora es el álgebra superior de la poesía», dijo Ortega y Gasset. Ahí están poemas como «El ángel de los números» , de Rafael Alberti, o «El número pi», de Wislawa Szymborska, entre otros muchos. Clara Janés (Barcelona, 1940) bucea nuevamente en esta vasta relación en «Los números oscuros» (Siruela), en donde la matemática se erige en metáfora del ser humano. «Los números oscuros -explica- representan aquello que cada uno se reserva, se calla o enmascara, aquello que, de hecho, separa, impide esa alegría máxima del ser humano que es la comunicación». El símbolo le vino a la autora de «La voz de Ofelia», como siempre sucede con su poesía, de su propia experiencia personal. «Escribí algo para aclararme a mí misma -reconoce-, para hablarle a una persona y enviárselo. Pero lo guardé en un cofre y esos números empezaron a revelarse, a volar... hasta que un año después el libro comenzó a tomar forma».
Esta conjunción de matemática, poesía, vivencia e incomunicación aporta una renovación en la lírica de Janés, que ella asume sin que pueda explicar muy bien por qué: «Tengo el instinto de abrir campos, esa es mi manera de ser», afirma. Detrás de los números negros hay más claridad: «Son poemas más próximos, más accesibles. Estoy hablando del deseo, de la vida, de la comunicación para hacer frente a la soledad». Paralelamente, hay además un homenaje a Leonardo da Vinci y su «Códice Atlanticus», que Janés adoptó como libro de cabecera: «Los dibujos de Leonardo, las alas que inventó para volar, se unieron con mis imágenes de sombras y el libro se fue germinando solo». Tanto, que esa «ala» emerge como protagonista del libro y como elemento que hace posible la comunicación, «el vuelo». Entre medio, cifras, ecuaciones, números irracionales, signos matemáticos que la poeta utiliza como claves para expresar «la relación del hombre con su entorno y sus semejantes», que subyace como el tema fundamental de un poemario radicalmente distinto.
|
|||
(C) José María Sorando Muzás |
|