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CACERÍA MITOLÓGICA Aunque es breve la vida del conejo y un lustro hace dos siglos en su historia, habrá por lustros conejil memoria de lo ocurrido en el Molino Viejo, cuando, como dirá dona Coneja, bajó Diana a cazar en Fuente Vieja. En pámpanos se escriban, si no en bronces, con plumas de perdiz, si no buriles, los nombres de las muchas que entre miles dieron su vida por la Diva entonces, plumadas y pilosas bestezuelas blanco a sus tiros, blandas a sus muelas. Ciento y veinte cabezas daba el cupo de las piezas al cabo recogidas, y de patas por siempre quietecidas contó trescientas quien contarlas supo: pues que Mercurio, terminado el día, en contar y contar se entretenía. De cuántos picos acalló la muerte, ni de cuántas orejas sordecieran, números no diré, que ociosos fueran tras los que dijo ya mi canto fuerte: que Minerva en la escuela dio manera de que los pueda calcular cualquiera.
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(C) José María Sorando Muzás |
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