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PERSECUCIÓN La paz del verde valle, el aire fresco y grato, el rumor de una fuente, el gorjeo de un pájaro, nos hace que olvidemos que entre silvestres flores la lucha por la vida forja dramas atroces: Saltando entre matas, seguido de un perro, a su madriguera volaba un conejo. Con doscientos saltos se verá seguro y lleva cincuenta de adelanto al chucho. -¡Corre, corre, corre!... ¡Rápido, conejo! Tú das cuatro saltos mientras tres da el perro: Mas ¡ay! desdichado, justo es tu temor: cuanto tú en tres saltos hace el perro en dos. ¡Oh, intrigante caso! ¡Oh, destino incierto! ¿Podrá o no salvarse el débil conejo?
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(C) José María Sorando Muzás |
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